No puedo mas, tengo que salir, caminar, respirar el aire puro del monte, sentir la tierra húmeda y el tibio atardecer sobre mi piel.
Tengo que caminar, subir por los ribazos y enchufarme para recargar mis pilas vitales. Buscar setas y encontarme otra vez con la niña de largas trenzas que juega por los prados del otoño.
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